jueves, 21 de agosto de 2008

Mi gazapo de bolsillo


Cómo si no fuera suficiente con ver el aviso sin tildes de mi vecino del frente, algo peor sucede, algo que llevaré para siempre en mi billetera (a menos que decida hacer "algo"), esto es: Mi Nombre...

Cindy Yenifer. Sí, la etimología es bellísima, pero el notario no revisó la ortografía, bueno, por lo menos Cindy "la que baja del monte" especificamente del monte griego Cinthos, varía en Cinthya y Cindy los sobrenombres de la diosa (de la caza, ¡que casualidad!) Artemisa, quién tenía su templo en dicho lugar. Cabe anotar que la Cindy con "s" ¡NO EXISTE!.
Por otro lado la Yenifer de la cédula, ¡grrrrrrr!, esta tampoco debiera existir así como las Sindys con "s" no existen, pero con todo y eso la veo en los recibos de los bancos. Su origen es celta, algo que el notario de esta historia jamás tuvo noticia. Esta cultura antigua fue dominada durante el imperio romano y con el tiempo, el latín tomó prestadas ciertas palabras que variaron y declinaron luego a nuestra lengua (y a muchas otras) con mayor diseminación, así se dispersó mi segundo nombre Jennifer, con J y doble n. Ahora bien, para no desviarme del tema que me atañe, la etimología del nombre viene del celta Wen Hui Far. La primera sílaba denota la femineidad misma que vemos en palabras como Ginebra o Genoveva y en el prefijo griego "gin" de donde provienen palabras como ginecólogo o gineceo obviamente apuntando al género femenino. En conjunto, la traducción dicta bella como la espuma del mar.
Evidentemente, mi consolación es la etimología, ¿una bella como la espuma del mar y además diosa que baja del monte?, ¡chusquería! empero, su escritura obedece a un gazapo y eso es tan inalienable a mi cédula cómo a mi misma. ah!, de la chusquería hablaré luego.


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