viernes, 29 de agosto de 2008

Yidis

Como se debe estar en boga, no se puede olvidar los personajes que son noticia. Es normal que las personas tengan nombres raros o mejor que las personas tengan nombres que no son para personas, tal es el caso de los Miller, clásico en nuestra idiosincrasia cuando en realidad es el apellido del señor Miller.
Aunque no es un gazapo, Yidis (el nombre) genera toda clase de sentimientos. Aquí afortunadamente, – para mí – no se habla de política ni de Soho, sólo de elucidar de donde sale esta palabra tan rara.
Según mis investigaciones yidis resulta ser la fonética de una palabra aún más compleja: Yiddish literalmente judío, este término es tomado del original hebreo Jüdisch. Es un idioma judeoalemán utilizado en la comunicación cotidiana por ser el hebreo sagrado, utilizado únicamente en el estudio de la Torá y las plegarias. Así las cosas, el yidis resultó ser una lengua germánica que utiliza el alfabeto hebreo además de ser hablado en la actualidad por tres millones de personas aproximadamente en lugares como el Reino Unido, Argentina, Suecia, Brasil, Rusia y Canadá.
En palabras de mi invitado experto “el yiddish es un idioma mixtura pero su base es germánica, o sea está construida sobre bases del alemán en cuanto a pronunciación, verbos, sustantivos y sintaxis, pero está escrito en carácteres hebreos, tiene mucho vocabulario hebreo y préstamos de lenguas eslavas... el hebreo es muchísimo más antiguo y es de la familia semítica como el árabe, no indoeuropea como el yiddish (...) existe también una lengua mezcla de hebreo y español denominada ladino, espanyolit o sefaradít
En apariencia, parece resuelto el acertijo, sin embargo más que dilucidar el origen de la palabra resulta muy complicado poder resolver el misterio que impulsó a su mamá (la de Yidis) a ponerle ese nombre, ¿de donde carajos lo sacó?
Agradecimiento: יצחק אנדרס

miércoles, 27 de agosto de 2008

“Te sentirás satisfacida”

Durante la presentación de nuestras expectativas al profesor de la universidad, una compañera planteó sus inquietudes acerca de la materia a verse, a lo cuál el profesor contestó: “Al final de este curso te sentirás satisfacida”.

Debo señalar que el docente del que hablo logró completamente su cometido, pues era un Gurú en la materia, su lema era la satisfacción al cliente; el problema es que al parecer no sabía conjugar el verbo fruto de su core business.

Satisfacción es una palabra compuesta; en su primera parte del latín azas (suficiente), de donde viene la palabra saciedad fruto de la satisfacción y del facere, en español anticuado Facer, de donde conocemos palabras cómo fábrica o manufactura, que en español más corriente traduce Hacer.

Así las cosas, el verbo satisfacer debe declinarse de la misma forma como se declina el verbo fruto de su raíz reemplazando la H por una F, así:

Yo Hago Satisfago
Tu Haces Satisfaces
El/Ella Hace Satisface
Nosotros Hacemos Satisfacemos
Ellos Hacen Satisfacen

Como palabra compuesta la satisfacción busca etimológica y literalmente hacer saciedad o suficiencia, la misma que buscaba el profesor de esta historia.

Acerca de las diez plagas de Egipto....


En Semana Santa la familia se reune, cocina, come y a veces ora. En alguna ocasión de estas estábamos reunidos escuchando la historia biblíca de las diez plagas de Egipto, cuando llegamos a la décima una tía intentó explicarla: "es la muerte del primer primogénito de cada casa".
Sin comentarios.

viernes, 22 de agosto de 2008

Gazapos



No se trata de cazar conejos jóvenes conocidos como gazapos en Europa; la tarea consiste en cazar errores - bastante comunes - al hablar o escribir, generalmente inadvertidos para las personas que los emiten o escriben (la mayoría de las veces), encontrados en anuncios publicitarios, prensa, radio y experiencias propias. Estos son los gazapos de los que hablo.

jueves, 21 de agosto de 2008

Mi gazapo de bolsillo


Cómo si no fuera suficiente con ver el aviso sin tildes de mi vecino del frente, algo peor sucede, algo que llevaré para siempre en mi billetera (a menos que decida hacer "algo"), esto es: Mi Nombre...

Cindy Yenifer. Sí, la etimología es bellísima, pero el notario no revisó la ortografía, bueno, por lo menos Cindy "la que baja del monte" especificamente del monte griego Cinthos, varía en Cinthya y Cindy los sobrenombres de la diosa (de la caza, ¡que casualidad!) Artemisa, quién tenía su templo en dicho lugar. Cabe anotar que la Cindy con "s" ¡NO EXISTE!.
Por otro lado la Yenifer de la cédula, ¡grrrrrrr!, esta tampoco debiera existir así como las Sindys con "s" no existen, pero con todo y eso la veo en los recibos de los bancos. Su origen es celta, algo que el notario de esta historia jamás tuvo noticia. Esta cultura antigua fue dominada durante el imperio romano y con el tiempo, el latín tomó prestadas ciertas palabras que variaron y declinaron luego a nuestra lengua (y a muchas otras) con mayor diseminación, así se dispersó mi segundo nombre Jennifer, con J y doble n. Ahora bien, para no desviarme del tema que me atañe, la etimología del nombre viene del celta Wen Hui Far. La primera sílaba denota la femineidad misma que vemos en palabras como Ginebra o Genoveva y en el prefijo griego "gin" de donde provienen palabras como ginecólogo o gineceo obviamente apuntando al género femenino. En conjunto, la traducción dicta bella como la espuma del mar.
Evidentemente, mi consolación es la etimología, ¿una bella como la espuma del mar y además diosa que baja del monte?, ¡chusquería! empero, su escritura obedece a un gazapo y eso es tan inalienable a mi cédula cómo a mi misma. ah!, de la chusquería hablaré luego.